sábado, 17 de octubre de 2015

ORGANIZACIÓN SALUDABLE A TRAVÉS DEL EMPODERAMIENTO ORGANIZACIONAL

Entre las prácticas propuestas para lograr la constitución de una organización saludable,
Grawitch, Trares y Kohler (2007) destacan la participación de los empleados como “un conjunto
de prácticas de orden superior”. Dichos autores acentúan la importancia de la implicación activa
de los empleados para conseguir el desarrollo saludable propuesto, debido a que de este modo
aumentará la eficacia de las prácticas. Desde esta perspectiva la participación laboral puede
considerarse un elemento fundamental a tener en cuenta en este punto.

En su tesis doctoral, María José Jáimez Román (2012) propone y valida el empoderamiento
organizacional o empowerment como una forma de conseguir dicha participación e implicación
en los empleados dentro de la organización, con el fin de conformar una organización saludable.
El concepto de empoderamiento organizacional surgió precisamente de la idea de que el poder
y el control compartidos aumentan la efectividad de las organizaciones (Keller y Dansereau,
1995). En definitiva se trata de otorgar a los empleados una mayor autonomía en la toma de
decisiones de su trabajo y una percepción de importancia y eficacia dentro de la organización.
Existen dos perspectivas diferentes para tratar el empoderamiento, las cuales permiten
distinguir entre:

- Empoderamiento estructural: se refiere a un conjunto de prácticas que la dirección de
una organización aplica con el objetivo de otorgar a sus empleados poder, control y
autoridad (Bennis, 1984; Bennis and Nanus, 1985; Conger y Kanungo, 1988).
- Empoderamiento psicológico: desde esta perspectiva se considera el empoderamiento
como el estado psicológico de los trabajadores que resulta de la aplicación de las
prácticas del empoderamiento estructural (Conger y Kanungo, 1988; Thomas y
Velthouse, 1990; Spreitzer, 1995 y Menon, 1999, 2001). Dicho estado psicológico se
caracterizaría por una percepción de control, competencia e internalización de las metas
de la organización por parte de los empleados (Menon, 2001).

Por lo tanto, para la consecución de una organización saludable no bastará con aplicar prácticas
que aumenten la participación e implicación de los trabajadores (empoderamiento estructural),
sino que además se deberá asegurar que dichas prácticas son reconocidas por estos y por tanto
fomentan el sentido de pertenencia y de control (empoderamiento psicológico).
Una visión gráfica de los beneficios del empoderamiento en el bienestar de las organizaciones
la otorga la siguiente imagen, la cual muestra los resultados de la tesis anteriormente
mencionada (Jáimez Román, M.J., 2012):



El empoderamiento aumenta no solo el sentimiento de bienestar laboral sino que también
aumenta un clima laboral positivo. Este beneficio del empoderamiento puede completarse con
el compromiso afectivo, de modo que los trabajadores deseen permanecer en la organización,
obteniendo de esta forma resultados positivos y facilitando la consecución de una Organización
Saludable.


REFERENCIAS:
Jáimez Román, M.J. (2012). Organizaciones saludables: El papel del empoderamiento
organizacional. (Tesis doctoral). Universidad de Granada


Martínez González, Natalia