viernes, 9 de octubre de 2015

INFLUENCIA DEL CAPITALISMO ORGANIZACIONAL EN LA CALIDAD DE VIDA LABORAL

El fenómeno de la globalización ha traído consigo marcadas consecuencias a nivel económico, social, político, cultural y tecnológico, las cuales han dado lugar a un mundo más mercantilista, competitivo y tecnificado. El trabajo también, indudablemente, ha sufrido constantes alteraciones a lo largo del tiempo.

Dadas las condiciones anteriormente mencionadas, las instituciones en su afán de ser competitivas frente a un mercado que va cambiando aceleradamente, están obligadas a desarrollar estrategias de adaptación como opciones para garantizar su permanencia en el mismo. Por tanto, han tenido que establecer ciertos cambios relacionados con las condiciones laborales, algunos de estos referidos al uso masivo de equipamientos tecnológicos, flexibilidad del horario laboral y cambios en la naturaleza de las tareas, los cuales han dado lugar a la aparición de nuevos problemas para la salud y el bienestar de los empleados afectando significativamente a su calidad de vida en el entorno laboral.

Peiró y Prieto (1996) afirman que la realidad laboral está impregnada de incertidumbre, inestabilidad e injusticia, ya que las condiciones actuales de trabajo presentan suficientes privaciones que distan de un cubrimiento básico de las necesidades de los trabajadores, tales como: seguridad, estabilidad, bienestar y proyección. Este marco de referencia propicia la flexibilización organizacional del trabajo, dando como resultado la implantación del capitalismo organizacional, es decir, el establecimiento del paradigma empresarial en instituciones que ofrecen servicios de carácter social.

Estas actuales formas de organización del trabajo que fomentan el trabajo individualizado y sectorizado, además de cambios en los modos de empleo llevados a la subcontratación y al trabajo temporal, dan lugar a una recreación de las formas de concepción del trabajo y de la actividad laboral. Por tanto, se ha sucedido una clara transición de la sociedad del empleo hacia la sociedad del subempleo, de la sociedad del salario a la sociedad del subsalario; es decir, en los puestos de trabajo actuales la persona desempeña una función laboral de nivel inferior al de su categoría profesional socialmente reconocida, además bajo unas condiciones contractuales de menor calidad que las que caracterizan la norma socialmente establecida.

Se ha comprobado que, en relación a la calidad de vida laboral, a mayor estabilidad en el contrato existen mejores condiciones de trabajo, generando un ambiente laboral satisfactorio para los empleados, por el contrario, el hecho de que la contratación sea temporal posee efectos significativos para los trabajadores en discordancia con su satisfacción laboral.

Es por esto que se deben considerar los procesos de remuneración y contratación como factores fundamentales que influyen directamente en la calidad de vida de los empleados.

Por tanto, se deberían de incentivar la creación de estrategias encaminadas a socavar los correspondientes riesgos psicosociales generados en este proceso. Lo cual debería pensarse desde la perspectiva de que el trabajo y las demás dimensiones que conforman la vida no son mundos aislados, si no que obedecen a una continua retroalimentación, y por tanto, las secuelas inducidas desde el terreno laboral pueden menoscabar la salud mental y física del individuo como sujeto social.

Ana Blasco González.