viernes, 9 de octubre de 2015

EL SÍNDROME DEL BURNOUT EN PROFESIONALES DE LA SALUD

El síndrome de burnout, definido por Freudenberg (1974), consiste en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo. El burnout se compone de tres dimensiones: 1) agotamiento o cansancio emocional: 2) despersonalización y actitudes negativas; y 3) baja realización personal y baja autoestima. En esta línea, uno de los grupos de profesionales más expuestos al burnout es el personal sanitario.

El personal sanitario se enfrenta frecuentemente a situaciones de vida y muerte. Su trabajo puede ser física y emocionalmente agotador. El estrés que se deriva implica el desarrollo de problemas conductuales como burnout y otros problemas de salud y psicológicos. En la actualidad es importante ya que afecta a la moral y bienestar psicológico de los trabajadores, a la calidad y tratamiento que proporciona a los pacientes y, puede tener una influencia fuerte en el funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios En España, se ha observado cómo los sanitarios están expuestos al estrés, ya que el grupo de personas con el que trabajan, también pueden estar sometidos a una situación estresante. Los profesionales de la salud se enfrentan constantemente a una tarea compleja en la que influyen diversas circunstancias, entre las que se pueden destacar: constantemente se enfrenta al sufrimiento y a la muerte del paciente, así como a la pérdida de un ser querido por parte de los familiares, contacto continuo con enfermos que exige un cierto grado de implicación para ofrecer un grado de ayuda, elevada proporción de pacientes a los que atender y frustración de no poder curar, entre otras. Por ejemplo, Freudenberg observó un grupo de profesionales que trabajaba con toxicómanos, estos profesionales sufrían una pérdida de energía y desmotivación en su labor.

Entre las variables personales que influyen al incremento del burnout, podemos destacar la edad, ya que parece existir un periodo de sensibilización de los profesionales, sobre todo los primeros años de trabajo; el sexo también parece ser un factor influyente, pues, parece ser que las mujeres son más propensas a padecer el estrés laboral; el estado civil es otra de las variables determinantes, pues los solteros son más vulnerables al burnout; por último, la rotación de horarios y guardias también puede incrementarlo. Tras diversos estudios que se han realizado, se ha concluido que el mantenimiento de un adecuado nivel de calidad en las prestaciones que realizan los profesionales de los servicios de salud mental que trabajan en equipos multiprofesionales, no sólo es preciso valorar la satisfacción de la población objeto de atención. Sino que, también, conviene establecer cuidados para los profesionales con medidas transversales en los distintos niveles sistémicos implicados, lo que puede ser vía o instrumento para la evitación del burnout.

Con ello, se ha comenzado a incluir a la psicología positiva en el ámbito de las organizaciones, se desarrolla la motivación intrínseca y la vinculación psicológica al trabajo, papel de las creencias positivas sobre las competencias, conciliación trabajo-familia, en qué se basa el desarrollo de la satisfacción y la felicidad cómo pueden contribuir a la organización el crecimiento y el bienestar psicológicos de las personas y los grupos que la componen, entre otros muchos aspectos. 

María Jesús Tébar Culebras