miércoles, 14 de octubre de 2015

APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

Marketing interno como forma de implantar la dirección participativa: MAPP
El Marketing interno (MI) se puede considerar desde dos perspectivas, si se considera desde la perspectiva de la participación organizacional se trata de una técnica directiva basada en la participación de los empleados que, contribuyen al perfeccionamiento de los servicios de la empresa, así como al desarrollo profesional y humano de los trabajadores. En segundo lugar, el MI puede ser un sistema bastante adecuado y eficaz para implantar la dirección participativa (Quintanilla, 1992).
Desde la concepción del MI como modelo de intervención para promover la participación es muy relevante el concepto de MAPP. El MAPP es el marketing aplicado a la política del personal, es decir, se caracteriza por ser una filosofía empresarial, que se basa en el intercambio socio-económico entre las empresas y los empleados y los trabajadores entre sí, con el objetivo de mejorar la organización, satisfacer a sus colaboradores y aumentar la calidad y los servicios que se ofrecen. La cuestión fundamental consiste en apreciar al empleado como un cliente, con sus deseos, necesidades y expectativas. Por ello es necesario articular un procedimiento que estime estas diferencias para adecuarse a las mismas. La participación en las organizaciones tiene en su esencia la estimación de esta diversidad.

El MAPP puede ser una herramienta valiosa con la que aprehender las creencias, actitudes, expectativas, cultura, formación, conocimientos y habilidades de los “clientes internos”, con el fin de adecuar las aplicaciones de la participación organizacional a las peculiaridades de cada contexto laboral. Es decir, se puede hacer una investigación de mercados para conocer cómo son nuestros clientes colaboradores y su interés respecto a la participación, para posteriormente segmentarlo en categorías con el propósito de planificar los programas de ajuste. Pero además la participación necesita “venderse” y el “marketing” puede dotarnos de los medios adecuados. Con lo que será necesario pensar en un concepto de producto, su precio, forma de distribución, y una manera de promocionarlo. Por tanto, se elaboraría un “Plan de marketing” que habría de ser evaluado desde el punto de vista de su eficacia, es decir, valorar si se han alcanzado los grados de participación estimados.

Todo lo expuesto descansa en una concepción del ser humano con iniciativa, con aspiraciones de autorrealización y dispuesto a implicarse en la tarea sí ésta le proporciona satisfacción al desempeñarla.


Carla Fuentes Espinal